La azulejera castellonense, que había refinanciado su deuda con 17 entidades en 2009, no ha logrado una nueva prórroga pese a activar un segundo horno.
Las manillas del reloj siguen corriendo inexorablemente para muchas empresas que lograron una inyección de oxígeno hace dos años al retrasar sus deudas con las entidades bancarias. Uno de los grandes fabricantes cerámicos castellonenses, Roig Cerámica (Rocersa), alcanzó entonces un acuerdo de refinanciación con 17 entidades que supuso el aplazamiento de esos compromisos. Pero como en el caso de muchas otras empresas, el plazo caduca este año, y los ingresos siguen estando lejos de poder cubrir esas deudas.
Ante esta situación y la falta de un nuevo acuerdo, el grupo azulejero, con el asesoramiento de los abogados Javier Fortuño y Emilio Pons, solicitó el concurso de acreedores voluntario, que fue aprobado por el juzgado de lo mercantil de Castellón el pasado 3 de junio. La intención de la empresa es garantizar su actividad, ya que ha registrado un aumento de pedidos –exporta el 60%– y en el último mes ha activado su segundo horno y ha incorporado personal del que había prescindido.
Inversión a contrapié
El pasivo concursal se eleva a 130 millones de euros, la mayoría correspondiente a bancos y cajas. Sólo el acuerdo de refinanciación firmado en 2009 contemplaba un importe de 76,03 millones de euros, segun recoge la memoria de ese ejercicio.
Rocersa, controlado por los empresarios Pedro Llop y Antonio Piquer, había recurrido a esa financiación para llevar a cabo un importante plan de inversiones, principalmente la creación de su factoría en Alcora, donde adquirió 253.000 metros cuadrados para concentrar y modernizar su producción.
Esta planta fue inaugurada en 2007, poco antes de que se desatase la crisis del ladrillo y la caída de la demanda azulejera. Una instalación con capacidad de para 9,8 millones de metros cuadrados anuales que, sin embargo, en los últimos años ha trabajado a medio gas. En línea con el desplome que ha sufrido la industria cerámcia, Rocersa ha visto cómo sus ventas pasaban de 60,3 millones de euros a 43,7 millones en 2007. Además, la empresa cuenta con sus oficinas y un almacén en Villarreal.
Desde el inicio de la crisis, Rocersa ha acometido diferentes recortes de plantilla, varios de ellos temporales. En abril realizó un expediente de extinción de contratos que afectó a cerca de 140 empleados.Actualmente en la empresa trabajan alrededor de 120 trabajadores, según fuentes sindicales. Pese a estos ajustes, en 2009 –último ejercicio cuyas cuentas figuran en el Registro– la empresa perdió 10,96 millones de euros.
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