Colorificio Cerámico
Bonet recurre al concurso al no lograr refinanciar un préstamo sindicado con el
que hizo frente a sus planes de crecimiento y la compra de la italiana
Colorveggia.
Pese a su fuerte
vinculación a la industria azulejera, las principales firmas esmalteras
castellonenses habían logrado hasta ahora mantenerse al margen de los concursos
de acreedores, en buena parte gracias a su diversificación internacional. Sin
embargo, la duración de la crisis y de las restricciones crediticias así como
la caída de la demanda en España ya se han cobrado la suspensión de pagos de la
segunda esmaltera que se instaló en Castellón hace más de 50 años, Colorificio
Cerámico Bonet.
La compañía de
Ribesalbes (Castellón) no ha podido hacer frente al pago de un préstamo
sindicado cuyo periodo de carencia finalizaba en el primer trimestre de este
año. Tras acogerse al preconcurso a principios de año para intentar refinanciar
esta deuda, el fabricante de pigmentos cerámicos ha recurrido al concurso. La
empresa mantenía una deuda financiera de 16,6 millones de euros al cierre del
año pasado.
A la falta de
financiación en su caso se ha sumado el descenso de ventas en los últimos
ejercicios. Así, frente a unas ventas en 2008 de 35,8 millones de euros, en
2010 se situó en 22,07 millones y durante esos tres años acumuló pérdidas por
7,12 millones de euros.
Compra sin resultados
La empresa
castellonense, que tenía como principal socio al grupo italiano Cerser, se
lanzó justo antes de la crisis a un ambicioso plan de crecimiento que engrosó
su endeudamiento. En 2008 la empresa cerró la adquisición de la italiana
Colorveggia, que poco antes había absorbido otra firma, y también puso en
marcha factorías en México y Argentina, que se sumaron a la que tenía en
Portugal y a sus filiales en China, Indonesia y Sudáfrica.
Precisamente en el
último informe de auditoría que figura en el Registro Mercantil, del ejercicio
2010, el auditor incluyó varias salvedades. Entre ellas señalaba que el valor
contable de la filial italiana –de 5,19 millones– no se basaba en datos
auditados y que “la existencia de indicios de deterioro” hacía difícil indicar
“el valor recuperable”.
Pese a su
diversificación geográfica, el desplome del consumo cerámico en España y las
dificultades financieras ya habían llevado a Bonet a recortar su plantilla
hasta cerca de 60 personas y a realizar varias paradas productivas temporales.
Una industria con 3.000 empleos en
Castellón
Alrededor de 25
empresas castellonenses viven de dar color a los productos cerámicos, una
actividad que de las baldosas iniciales hoy en día se extiende a las vajillas,
el cristal o las joyas. En total los fabricantes de fritas, esmaltes y colores
cerámicos regionales facturan en torno a mil millones de euros anuales. De esta
cifra, el año pasado 711,2 millones de euros correspondieron a exportaciones,
un 14,3% más que el año anterior.
Esta forzaleza exterior
ha hecho que, pese a la fuerte caída de sus principales clientes, las
azulejeras, la mayoría de las empresas hayan podido sortear la crisis. Muchas
tienen factorías en países como China, Brasil e India.
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