El procedimiento supone postergar un año el pago de la hipoteca y tratar la renegociación de los préstamos
De la cola del paro surgen muchos de los problemas económicos.
Foto: G. U.
La crisis continúa golpeando con fuerza a las familias castellonenses, forzándolas a declararse en quiebra. Una muestra clara se encuentra en los concursos de acreedores a que se acogen las personas físicas sin actividad empresarial, el último intento de algunas familias de la provincia por no perder sus posesiones. Desde el inicio de la recesión económica ya son 58 los hogares que han intentado con este método salvar su patrimonio, en una cifra que va claramente en aumento. Mientras en el 2007 no hubo ningún caso en la provincia, en el 2008 fueron solo tres las situaciones de este tipo. Ya en el 2009 la cifra se disparó, hasta los 18 concursos de acreedores de familias. El año pasado fueron 26 los casos y solo en el primer trimestre de este año han sido 11 las familias que se han acogido a este procedimiento, tal y como ya informó ayer Mediterráneo.
Esto lleva al juez de lo Mercantil de Castellón, Carlos Núñez, a prever que el año puede acabar “con 30 ó 40” casos de este tipo. Y eso que esta medida no está pensada para solucionar los problemas de insolvencia de las familias, sino de las empresas, y normalmente no supone una solución definitiva, sino solo “un colchón de tiempo” para tratar de solucionar los problemas económicos del hogar, afirma.
POCAS OPCIONES
A pesar de ello, esta es la última tabla de salvación a la que se pueden acoger las familias después de sufrir un varapalo económico, como el desempleo de uno de los miembros. La otra alternativa que les queda cuando no pueden hacer frente a sus pagos, casi siempre motivados por un préstamo para una vivienda, “es la ejecución hipotecaria”, como detalla el delegado de la Unión de Consumidores de España (UCE) en la provincia, Juan Carlos Insa. Y esta actuación conlleva el embargo del inmueble por parte del banco, además de asumir el pago de la diferencia entre lo que quedaba por pagar de hipoteca (que suele ser bastante porque los primeros años se abonan sobre todo intereses) y la venta del piso por parte del banco, que en la mayoría de los casos es la mitad de su valor real, si no se vende antes en subasta.
APLAZAR PAGOS
Es por esto que cada vez más familias tratan de acogerse al concurso de acreedores, un proceso en el que por otra parte no es fácil entrar. Al menos con él se consigue un plazo de un año en que no se debe hacer frente a la hipoteca y un administrador gestiona y ordena los pagos, además de intentar alcanzar un convenio de préstamos que los posterga e incluso los puede reducir, señala Núñez.
De todas formas, acabado ese año, “pocas familias” logran reconducir su situación y se ven abocadas a la temida ejecución hipotecaria y a la pérdida del piso, informa el magistrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario