La quiebra de Bernardo Alfageme, propietario de conservas
Miau, ha dejado a la Xunta con una deuda de 30 millones; a sus 150 trabajadores
sin empleo; a sus dueños apartados de la compañía; a los competidores sin poder
pujar por el grupo.
ALBERTO ORTÍN - MADRID - 23/11/2012 - 13:25
Las trabajadoras de Bernardo Alfageme llevan
movilizadas más de dos años, desde que en 2010 la compañía, propietaria de la
marca de conservas Miau, se declarara en concurso de acreedores. La
plantilla de la empresa gallega, 150 personas, en su mayoría mujeres, se ha
encerrado en edificios públicos, ha protagonizado un documental, o ha salido a
la calle para protestar. Ayer se plantaron en la sede de Industria en Santiago
de Compostela.
Son las principales víctimas de la crisis del grupo, con más
de 100 años de historia. Pero no las únicas. En este caso todas las partes
involucradas pierden. Desde la Xunta, que inyectó en la compañía el
mayor aval de su historia, 30 millones de euros, los propietarios -la familia Lago,
que compró la conservera a través de la inmobiliaria Promalar y
que ha sido apartada por el juez de la administración de la empresa-, hasta
grupos competidores como Consorcio -líder en España en la
venta de anchoa-, que ha estado estudiando la adquisición de la empresa
competidora y que finalmente se ha quedado sin ella.
La inmobiliaria Promalar se hizo con Bernardo Alfageme en
2006. Promociones y Maderas Lago Rey SL (Promalar) pertenece a Juan Lago Pérez,
con intereses en la construcción, promoción inmobiliaria, canteras y negocio
eólico. Fuentes de la empresa con las que ha contactado este diario aseguran
que adquirieron la compañía "ya con problemas" pero que esperaban que
el apoyo de la Xunta sirviera para sacar adelante al grupo. La Xunta avaló con
30 millones de euros a Alfageme, pero, sostienen las fuentes consultadas, debía
aportar entre 12 y 15 millones más. "Sin esta última aportación la
anterior no servía de nada". La familia Lago ha quedado como el malo de la
película, señalado por el juez, los administradores concursales y los
trabajadores como los causantes de la crisis del grupo.
En 2010 la compañía se declaró en concurso de acreedores.
Este año el juez calificó el concurso como culpable, lo que ha supuesto que la
familia Lago haya sido retirada de la administración de la compañía y condenada
a pagar de su bolsillo parte de la deuda del grupo. La Xunta, a través del
Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), ha tratado de salvar la
compañía organizando una venta. La pasada semana el organismo declaró desierto
el proceso al no cumplir las ofertas presentadas las condiciones requeridas.
La Xunta exigía que el comprador de Alfageme se
comprometiera a mantener el empleo y la actividad. Grupo Consorcio, que se
presentó al proceso, aseguró en un comunicado esta semana que su oferta sí se
adaptaba a las condiciones y que así lo manifestará "ante la instancia que
corresponda".
Finalmente el juez del concurso ha abierto un proceso de
subasta sobre los activos del grupo. Entre ellos la marca Miau, gravada con
hipoteca a favor del Igape por un principal de 14,5 millones de euros.
El caso Campeón se cuela en la crisis del grupo
La familia Lago, que adquirió el grupo Bernardo Alfageme a través
de la inmobiliaria Promalar, presentó en mayo una querella criminal contra Joaquín
Varela, exdirector general del Instituto Galego de la
Promoción (Igape), y Ángel Nozaleda, de Grupo Consorcio -líder en
España en venta de anchoa- asegurando que ambos maniobraron para traspasar
Al_fageme a la compañía cántabra.
La querella, presentada en el juzgado de instrucción número
tres de Lugo, sostiene que Varela "aprovechándose" de su cargo en el
Igape, "ha tratado de influir en sus decisiones en el cargo que ocupa para
adjudicar los principales importantes activos de Bernardo Alfageme mediante un
acuerdo previamente concertado con Ángel Nozaleda Corripio a la empresa que
este crearía con esa exclusiva finalidad, denominada Consorcio Conservero
Gallego".
Joaquín Varela está imputado en el caso Campeón, que
persigue una presunta trama de corrupción liderada por el empresario lucense
Jorge Dorribo. La querella presentada por la familia Lago alude al sumario de
dicho caso, en el que, indica, "se vierten alusiones muy directas a las
reuniones mantenidas entre el Igape y Consorcio Conservero Gallego".
También en el sumario del caso Campeón, según la querella de Lago, "se
destaca que, nada más presentarse el concurso de acreedores de Bernardo
Alfageme ya se iniciaron contactos entre el Igape y El Consorcio para intentar
adjudicarle las principales instalaciones de B. Alfageme".
La familia Lago ha sido apartada este año de la
administración de Bernardo Alfageme. La compañía se declaró en concurso de
acreedores en 2010 y este año el juez del concurso lo ha calificado como
culpable, responsabilizando a sus propietarios de la quiebra del grupo.
Este diario ha tratado durante esta semana de contactar con
Joaquín Varela a través del Igape, así como de obtener consideraciones sobre el
caso del organismo, sin haber sido posible. Desde Grupo Consorcio se ha
preferido no hacer declaraciones.
Una compañía fundada en 1873
Bernardo Alfageme levantó en Asturias su primera fábrica en
el año 1873. En 1909 la familia Alfageme levantó su primera planta en Vigo. La
Primera Guerra Mundial y los años de posguerra impulsaron el negocio de las
conservas y a finales de los años veinte del pasado siglo Alfageme edificó una
nueva fábrica gallega. El nuevo edificio, que hacía las veces de fábrica y
vivienda familiar, fue construida por Manuel Gómez Román. La obra, en el barrio
de Bouzas, es hoy un referente de la arquitectura industrial de aquella época
en Galicia.
El fundador de la empresa Bernardo Alfageme Pérez, de 86
años, y su nieto Hermenegildo Alfageme del Busto, de 27, fueron asesinados en
Gijón por las milicias republicanas el 21 de septiembre de 1936, según documentación
del diario El Faro de Vigo.
En los años cincuenta el grupo lanzó marcas como Miau,
Eureka, Alfa, La Barrentina y Basa. Durante las décadas siguientes el grupo
expandió su red comercial, abrió nuevos mercados y ofertó nuevos productos. En
los años ochenta contaba con una plantilla de 400 personas. La familia Alfageme
se desprendió de la compañía a principios de este siglo. La inmobiliaria
Promalar la compró en 2006. Cuatro años después entró en concurso y hoy está en
liquidación.