JAVIER VADILLO BILBAO 31-10-2013 09:28
En la jornada de hoy se constató el cierre de Fagor
Electrodomésticos. El día comenzó con unas declaraciones de Arantza Tapia, la
consejera de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco, que
avanzó que la situación del líder nacional en línea blanca avanza “hacia el
peor de los escenarios posibles, el del cierre de la empresa”. Un mensaje que
adelantó el proceso de liquidación al que ahora queda abocado el grupo de
Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa), que el pasado martes había anunciado que
necesitaba 170 millones con urgencia para intentar solventar su crisis.
Ha sido un miércoles frenético. Como durante la semana, el
Ejecutivo de Vitoria y la Corporación Mondragón, donde está integrada Fagor Electrodomésticos, no se habían
dado por aludidos, la dirección de la compañía y la representación de los 2.000
socios comunicaron por la tarde que la falta de financiación generaría el
cierre “inminente”. Y especificaron sus consecuencias. “Desaparición de todas
las actividades” [trece fábricas, cinco en España] y de “todos sus puestos de
trabajo” [5.600 empleos, 2.000 en el país]. La crisis estallará porque la falta
de fondos desembocará en el concurso de acreedores, según las mismas fuentes. Y
matizan sus consecuencias. Entre otras, la pérdida de 4.000 empleos
indirectos, solo en Euskadi. El impacto total supondrá la desaparición de
más de 10.000 puestos de trabajo, con la suma de la plantilla citada, y la de
los proveedores de servicios de toda España.
Luego está la factura para los socios. Perderán los ahorros
invertidos en la compañía. Los 12.000 euros de media por convertirse en su día
en cooperativistas, más los retornos que les corresponderían en su jubilación.
Un saldo acumulado en base a parte de los resultados anuales. Algunos no lo
cobraron a cambio de percibir intereses de hasta el 14% (que dejaron de pagarse
la primavera pasada) y otros aumentaron su inversión a través de aportaciones
voluntarias, también por una remuneración pactada. La plantilla ha convocado
hoy a una manifestación que saldrá de la fábrica del Barrio de San Andrés de
Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa) y que recorrerá las calles de la localidad donde
tiene su sede Corporación Mondragón.
Recursos financieros
A primera hora de la noche, desde Corporación Mondragón llegó
la respuesta a estas críticas. Y fue contundente. “El proyecto [Fagor
Electrodomésticos] no responde a las necesidades del mercado”. Y la puntilla:
“los recursos financieros que demanda no servirían para garantizar su futuro
empresarial”. Un argumento con cifras. “La corporación ha destinado en concepto
de apoyo intersolidario un total de 300 millones” a la empresa de línea blanca.
Y dejando claro que la situación de Fagor “no afecta a las demás cooperativas
de la corporación”, porque cada una defiende su propio balance.
Antes de la actual crisis económica, iniciada a partir de
2007, algunos analistas insistían en que la situación económica de Fagor
Electrodomésticos era explosiva. Con una estructura sobredimensionada y con una
parte del catálogo de productos ya superado por los precios a la baja de los
competidores asiáticos (más económicos en frigoríficos, lavadoras y
lavavajillas), la puntilla llegó con el desplome del mercado de la vivienda. No
solo en España (donde es líder con una cuota superior al 16%), sino en otros
mercados como Francia, a través de su filial Brandt. Pero esos expertos
insisten en que el consejo rector de Fagor Electrodomésticos no quería
trasladar a la asamblea de socios unos posibles ajustes de plantilla, de
sueldos y de base fabril, porque en ese foro de encuentro de los socios solo
oían peticiones de más incremento de las remuneraciones. La rebaja de salarios
sí que comenzó a aceptarse a partir de 2008, por lo que se ve, tarde.
En el consejo rector de Fagor Electrodomésticos sí que
trataron el año pasado y este la posibilidad de plantear prejubilaciones, como
salida para una parte de los 2.000 cooperativistas. Tampoco esta medida llegó
al consejo social. Ambos órganos de gobierno sí que emitieron ayer un
comunicado conjunto, horas antes del mensaje que llegó desde Corporación
Mondragón.
Todos esos ajustes necesitaban de una financiación que no
alcanzaba con los 40 millones en avales aportados por el Gobierno vasco en
enero de 2013 y por los 70 millones recabados entre todas las cooperativas del
grupo vasco en mayo pasado. La vía bancaria también se agotó en primavera, con
una última aportación de 30 millones de Kutxabank a través de su fondo Ekarpen.