16.01.2013VALENCIA Expansión 0
El grupo valenciano, uno de los mayores fabricantes
fotovoltaicos españoles,no logra una nueva refinanciación de la banca y entra
en concurso con un pasivo de cerca de 130 millones de euros tras haber
paralizado su producción y despedido a la mayoría de la plantilla.
De la misma forma que el desarrollo y creación del
fabricante fotovoltaico Siliken fue un paradigma empresarial, su agonía
empresarial está siguiendo todos los pasos de un manual de libro. Después de
cerrar primero varias de sus plantas por la caída de los ingresos, abandonar
después la fabricación por completo y despedir a casi toda su plantilla y
entrar en preconcurso, la firma ha cerrado el círculo con su suspensión de
pagos. La razón última ha sido la falta de acuerdo con los bancos acreedores,
con los que buscaba refinanciar su deuda de nuevo, tras haber alcanzado un
acuerdo en junio pasado que se quedó en papel mojado por el rápido deterioro
del mercado.
La deuda financiera de Siliken asciende a 114 millones de
euros, con un pool de doce entidades bancarias liderado por Bankia, Banesto y
Catalunya Bank. El pasivo total se sitúa cerca de los 130 millones de euros,
según fuentes conocedoras del concurso de acreedores, que se ha solicitado
después de que se hayan cumplido el plazo de tres meses que otorga el
preconcurso.
Siliken, que llegó a facturar 331 millones de euros en 2010
y emplear a más de un millar de trabajadores, nació en 2002 y aprovechó la
ebullición del sector fotovoltaico en España. En 2008 incorporó a su accionariado
a Zriser, el grupo inversor de Pablo Serratosa, hoy el primer accionista con el
59% del accionariado.
La firma había puesto en marcha un ambicioso plan de
crecimiento, para incluir por un lado toda la producción fotovoltaica, desde el
silicio al desarrollo de los huertos solares. Además, se lanzó a la
internacionalización y llegó a contar con factorías en Canadá, Estados Unidos,
México y Rumanía. Precisamente la semana pasada sus dos filiales en Estados
Unidos solicitaron acogerse al denominado chapter 11, la fórmula legal para la
bancarrota en ese país, un proceso que será independiente de la matriz, como
también ocurrirá en el caso de las filiales en Francia y Rumanía.
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